Los valores de un Libertador
Escribir sobre la personalidad de un ser humano es algo complejo de realizar sobre todo cuando se trata de la del Gral. Don José de San Martín, porque fue un ser excepcional y además vivió en una época muy distante a la nuestra.
Él nació en un lugar humilde pero esto en vez de debilitarlo lo ayudó a formar un gran carácter, igualitario y humano.
Desarrolló la paciencia, la perseverancia y la discreción.
Fue un hombre de modales esmerados y a la vez severo, parco, optimista y familiar.
Combinaba su profunda cualidad de reservado con la calidez hacia sus afectos.
Detrás de esa robusta corteza duradera y leal cuando en su camino se cruzaba con personas dignas de confianza como, por ejemplo, con sus oficiales con quienes a pesar de mostrarse sobrio, recio, prudente, compartía momentos de intimidad y de trato familiar.
Era entonces cuando, les permitía y se permitía con ellos las franquezas de un buen compañero, camarada de cuartel.
Esta estrategia lo habilitaba a estudiarlos a fondo y también hacerse conocer por su equipo para que ellos sirvan a sus designios según sus aptitudes.
Con sus enemigos fue siempre generoso, a sus detractores no les opuso más arma que el silencio.
Militar de gran calidad, de costumbres intachables.
Su ambición fue contribuir al triunfo definitivo de la independencia, seguro de que la historia lo coronaria con el primer puesto de Sudamérica.
Fue un verdadero libertador, sin ansias de apoderarse de los países que quería libertar…
Este hombre endurecido tempranamente en el combate de pruebas difíciles, este corazón guerrero, arropaba una ternura que quedo profundamente marcada en el hogar de su única hija que en su viudez fue la dueña de su cariño. A ella le legó las “MÁXIMAS” en las que quedaron plasmados los purísimos pensamientos de San Martín.
Protagonista de la época que le toco vivir, un soldado hecho, un completo estratega; atrayente; imponente…
Sin duda, un “gran hombre” que nos hubiese gustado conocer.
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